“Todo estaba azulmente preparado para la llegada de Celestino. Desde pequeño, su familia le educó como se educa a los niños. Mientras crecía, Celestino escuchaba… ¡Ya es todo un hombre!, ¡Qué chico tan guapo!, ¡Los niños no lloran!, ¿Y ya tienes novia?”
Celestino es un niño, y por esa condición, todo el mundo espera que actúe como tal: debe hacer las cosas azules que hacen los niños y debe tener las cosas azules que tienen los niños. Y, lo más importante, debe encontrar la princesa rosa de sus sueños. Pero, ¿él está de acuerdo con todo esto? Parece que a Celestino le aburre el azul y quiere saber cómo es ser de otro color, así que empieza a experimentar con el amarillo, el verde, el morado… Mientras la gente a su alrededor se preocupa al ver los cambios en Celestino, él conoce a Rosa, una niña ¡de todos los colores! Encantado con su nueva amiga (que para nada se parece a una princesa rosa), el niño azul, a pesar de lo que todos le han dicho que debe ser y hacer, abandona su color para convertirse en un niño también de todos los colores, algo que le hace sentir mucho más pleno y feliz.”